viernes, 27 de agosto de 2010

Cuida la salud visual de tus hijos

A pesar de que la vista es uno de los sentidos más importantes para el desarrollo de nuestra vida, el 47% de los padres no toma ninguna precaución para proteger los ojos de sus hijos de la radiación solar, una de las más dañinas para la visión. Además de resguardarnos del sol, hay que llevar a los niños a revisión ocular frecuentemente, ya que de esta manera se pueden detectar a tiempo posibles anomalías en la vista
Según el “II Estudio sobre la Salud Visual de los Españoles” elaborado por Transitions Optical, el 47% de los padres encuestados con hijos de entre 0 y 18 años que utilizan algún tipo de lente correctora, no toma ninguna precaución para proteger sus ojos de la radiación solar.

Este dato no resulta descabellado cuando se ha demostrado, según este informe, que sólo un 5% de la población adulta española es consciente de los efectos nocivos que una exposición excesiva a los rayos ultravioleta puede producir en los ojos.


Tal y como indican los resultados obtenidos a través de este estudio, sólo el 34% de los padres españoles con hijos de entre 5 y 8 años les obligan a llevar gafas de sol para proteger sus ojos, y un casi imperceptible 4% a llevar lentes claras que protejan su vista del 100% de este tipo de radiación.


Además, cabe destacar que sólo el 33% de los encuestados ha comprado a sus hijos unas lentes correctoras que protejan de la radiación UV, lo que demuestra la escasa información de que disponen los padres españoles en cuestión de protección de la salud visual infantil.


Esta falta de información acerca de los efectos nocivos de las radiaciones solares en la vista es preocupante, sobre todo teniendo en cuenta que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el 20% de los 16 millones de casos de ceguera que todos los años se registran como consecuencia de unas cataratas, se deben a la sobre exposición a la radiación UV.



Revisa sus ojos desde pequeño

La vista de nuestros hijos está en pleno desarrollo hasta que cumplen los 6 años y los problemas que se presenten, tanto antes como después, determinarán su salud y futura calidad de vida. Esta primera época es el tiempo ideal para tratar más fácilmente posibles dolencias visuales ya que, cuanto antes se detecten, más éxito conseguiremos en su tratamiento.


Aunque es difícil realizar exámenes de visión exhaustivos en bebés y niños en edad preescolar, la Asociación Estadounidense de Optometría recomienda realizar un examen visual a un bebé durante sus primeros 12 meses de vida, y a partir de ahí, hacerlo periódicamente al menos una vez al año.


Si no se sigue esta recomendación, es esencial revisar su vista antes de que empiece la educación obligatoria (a los 3 años). Para Isaac Vargas, óptico de Alain Afflelou, “habría que empezar sobre los 4 o 5 años que es cuando los niños comienzan a leer, porque hay mayor número de pruebas que se les pueden hacer. No obstante, si los padres notan cualquier anomalía, se les puede revisar a edades más tempranas, utilizando algunas técnicas objetivas adecuadas a su edad”.

La primera revisión

Si tu hijo es muy pequeño, deberás prepararle antes de acudir a la revisión para que se esté quieto y no dificulte las tareas. La mayoría de las personas, en especial los niños, temen más a lo desconocido que cuando saben exactamente qué esperar. Explicar a tu hijo qué pasará durante el examen visual ayudará a reducir la ansiedad que éste puede estar experimentando. También es útil conocer sus miedos e inquietudes para poder tratarlos con anticipación. En Transitions Optical nos dan una serie de consejos:


• Usa una muñeca o un animal de peluche para “representar” parte del procedimiento. A menudo esto revela inquietudes que tu hijo no es capaz de articular.

• Reconfórtale haciéndole saber que estarás allí con él durante todo el procedimiento.

• Asegúrate de que entiende que el examen no es un castigo sino una manera de garantizar la visión más saludable posible.

• Si tu hijo no es tan pequeño y no quiere que estés presente durante el procedimiento, respeta su deseo. La privacidad es importante para ellos y es algo que debe protegerse.



Síntomas de un defecto visual

- No le gusta leer.

- Tuerce un ojo.

- Se marea en el coche.

- Lee más cerca de lo normal.

- Frunce los ojos o hace muecas.

- Lee más despacio de lo normal.

- Mueve mucho la cabeza cuando lee.

- Al leer salta palabras, incluso líneas, o lee en silencio.

- Tiene costumbre de vocalizar cuando lee en silencio.

- Tiene costumbre de leer siguiendo la lectura con el dedo u otro indicador.

- Adquiere una posición rígida cuando mira de lejos.

- Tiene una mala percepción visual, por ejemplo, confunde la “a” con la “e”, la “u” y la “n”.

- Escribe con la cara pegada al papel.

- Se queja de dolores de cabeza, mareos y náuseas.

- Tiene excesiva sensibilidad a la luz (fotofobia).

- Inclina la cabeza lateralmente.

- Cierra o se tapa un ojo de vez en cuando.

- No recuerda lo que ha leído.

Debe llevar gafas!

Si te dicen que tu hijo, con tan sólo 3 años, tiene que llevar gafas, la noticia no te sentará nada bien. Te dará pena que desde pequeño tenga que estar pegado a unas lentes, por lo incómodas que son a veces -sobre todo para un niño pequeño- y por las burlas de los compañeros (aún se estila lo de “gafotas” o “cuatro ojos”).


Pero no veas las gafas como un castigo, sino más bien la salvación, ya que si los problemas de visión no se detectan a tiempo, pueden causar baja autoestima, frustración, dificultad para concentrarse en la lectura, experimentar dolores de cabeza frecuentes o frotarse los ojos hasta sentir ardor. Una vez que se corrige su visión, los niños con gafas andan con la cabeza erguida y emanan confianza, siempre que sus padres muestren una actitud positiva y les brinden apoyo.


No pienses en las antiguas lentes de culo de botella. Las gafas ahora son mucho más pequeñas, ligeras y finas. Cómprale unas bonitas, de colores alegres o incluso con sus personajes de dibujos favoritos. Si tu hijo ya tiene 4 o 5 años, que participe en la elección; si las gafas le gustan, se las pondrá encantaqdo. Pero asegúrate también de que son seguras y adecuadas: patillas durables de estilo resorte, marcos flexibles y resistentes, lentes de policarbonato resistentes al impacto y fotocrómicas, etc.


Hazle entender que las gafas son necesarias para evitar males mayores (como perder la vista) y que por usarlas no es menos que los demás niños, sino todo lo contrario, las gafas le ayudarán a ser mejor en clase y a estudiar más.

Protege sus ojos del sol

Alrededor del 80% de la exposición a la radiación UV de toda la vida de una persona tiene lugar antes de los 18 años.


“Estamos muy concienciados de cuidar la piel con protector solar o del uso de gorras en verano, pero al mismo tiempo no es muy habitual que los padres se preocupen por proteger del sol los ojos de sus hijos, e incluso llama la atención ver a niños pequeños con gafas de sol”, afirma Isaac Vargas. “Sin embargo, ellos son los que están expuestos a un mayor riesgo ya que sus sistemas oculares están menos desarrollados y reciben más radiación solar que los adultos”. A los niños les gusta imitar a sus padres, por lo que el uso de las gafas de sol no suele ser un problema “siempre que se les ofrezcan modelos a su gusto, con diseños divertidos o que, por ejemplo, lleven a sus personajes favoritos”, opina Vargas.


Incluso en un día nublado, la luz solar UV puede provocar quemaduras en la piel y en la córnea de los ojos, lo cual se conoce como fotoqueratitis. A largo plazo, puede aumentar sus posibilidades de desarrollar cataratas y daños en la retina que pueden conducir a una ceguera total.


“Es fundamental que las gafas de sol –explica el óptico de Alain Afflelou-, al igual que las de los adultos, estén homologadas. Las gafas no homologadas suponen un grave peligro para la salud visual. Y después, es importante que sean cómodas para los niños, que la forma se adapte a su fisonomía y que sean resistentes. Hoy en día incluso existen líneas de gafas de sol adaptadas para bebés”.


Los protectores solares pueden proteger la piel de los niños de la sobreexposición a los rayos UV. Los anteojos apropiados pueden bloquear la radiación UV y proteger sus ojos de manera segura. Las lentes fotocrómicas, que cambian de claros a oscuros en presencia de la luz ultravioleta, brindan una ventaja en la salud visual ya que proporcionan 100% de protección de los dañinos rayos y resplandor UV, y lo hacen de manera automática, lo cual elimina la necesidad de que los niños deban hacerse cargo de dos pares de anteojos (unos para uso regular y otros para el sol). Y realmente pueden contribuir a aumentar la predisposición de los niños a usar gafas, ya que a los niños les encanta la idea de usar anteojos con lentes “mágicas” que se oscurecen con el sol.




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